La Esencia de un Legado Franco-Británico
La Casa Creed, joya de la perfumería de lujo, tiene sus raíces en el Londres de 1760. Esta marca excepcional, fruto de una alianza franco-británica, encarna la elegancia atemporal y el saber hacer artesanal transmitido de padre a hijo. Inicialmente dedicada a la alta costura, Creed vistió a las cortes más prestigiosas de Europa, contando entre sus ilustres clientes a la reina Victoria, la emperatriz Eugenia y Napoleón III.
A mediados del siglo XIX, la Casa extendió su arte a la perfumería, abriendo su primera tienda dedicada en París en 1854. Esta diversificación marca el inicio de una nueva era, combinando la experiencia textil con el sutil arte de las fragancias.
Hoy en día, Olivier Creed, maestro perfumista de la sexta generación, y su hijo Erwin, perpetúan esta tradición de excelencia. Sus creaciones, inspiradas en sus viajes por el mundo, son verdaderas obras de arte olfativas. Cada fragancia Creed es testimonio de un equilibrio perfecto entre tradición ancestral e innovación audaz, ofreciendo a quienes la llevan una experiencia sensorial incomparable, impregnada de lujo y refinamiento.