La pequeña marca francesa en ascenso
Es imposible hablar de Zadig et Voltaire sin pensar inmediatamente en esa parisina un poco rockera, un poco despeinada, libre y sonriente que se ve en las terrazas de los bares. La marca siempre ha tenido la voluntad de reivindicarse como liberada de los códigos demasiado convencionales del prêt-à-porter, con propuestas de estilo desenfadadas y afirmadas. Y esto, desde su creación en 1997 por Thierry Gillier, que tenía de quién heredar, siendo sobrino del cofundador del imperio Lacoste.
¿Su inspiración? Como su nombre indica, el extravagante Zadig, personaje de la ficción Zadig o el Destino, que Voltaire había imaginado como el arquetipo del pájaro que no se puede enjaular, impregnado de sueños, de otros lugares, de un destino fuera de lo común. Inicialmente destinada a las mujeres, la marca, inmediatamente identificable por el uso abundante del cachemir, finalmente se abre a los hombres y luego a los niños. Así nació la "pareja Zadig", emblema de una vida parisina a doscientos por hora, entre la orilla izquierda y los barrios de moda. Los perfumes Zadig et Voltaire son a esta imagen: jóvenes, insólitos y encanallados por el espíritu de la noche...